Tu guía para cuidar y limpiar las orejas recién perforadas

Tanto si es tu primera vez como si ya has pasado por eso, perforarte las orejas es algo muy importante. Aunque tu búsqueda más reciente en Google podría ser del tipo "¿Duelen los piercings?", hay algo más que la posible incomodidad. Saber cómo cuidar correctamente las orejas perforadas también es un factor importante a tener en cuenta.

Al igual que los tatuajes, los piercings requieren su propia lista de cuidados posteriores. Antes de someterse a la aguja, es esencial conocer lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer en los cuidados posteriores, por ejemplo cómo limpiar las orejas recién perforadas y cómo tratar un piercing infectado. A continuación, compartimos cómo cuidar y limpiar las orejas perforadas para que por fin puedas lucir esos nuevos pendientes con un peinado recogido.

Lo que hay que saber antes de perforarse las orejas

Antes de hablar de los cuidados posteriores, hay ciertas cosas que debes saber antes de hacerte un piercing. Estas son 3 cosas que debes tener en cuenta antes de reservar una cita:

1. Investiga adónde vas

Lo primero y más importante es acudir a un profesional seguro. La Academia Americana de Dermatología (AAD), afirma que debes asegurarte de que el lugar al que acudes toma medidas para ser estéril, que el personal se lava las manos y lleva guantes, y que los pendientes utilizados son de acero quirúrgico (como, por ejemplo, titanio, oro de 14 o 18 quilates o niobio).

2. Entiende que no será indoloro

Para un piercing en el lóbulo de la oreja, se pueden utilizar dos métodos. Según la AAD, si tu perforador utiliza una aguja, primero te hará el agujero en la oreja con la herramienta afilada y luego te pondrá el pendiente. Si el perforador utiliza una pistola, disparará el pendiente dentro de la oreja, creando el agujero y colocando el pendiente en el mismo proceso. Aunque no será indoloro, la AAD asegura que ambos métodos son rápidos y se asemejarán a la sensación de un pellizco durante unos segundos.

Consejo del editor: El umbral de dolor es personal: lo que a una persona le parece un pequeño pellizco, a otra puede resultarle increíblemente doloroso, así que tenlo en cuenta. Además, hacerse un piercing en el lóbulo es diferente de, por ejemplo, un piercing en el hélix, que puede resultar un poco más incómodo para muchas personas.

3. Ten en cuenta los cuidados posteriores

Los piercings son muy bonitos, pero es importante saber que no puedes agujerearte las orejas y esperar que se curen solas. Los cuidados posteriores son imprescindibles. De hecho, antes de hacerse un piercing, conviene saber cómo cuidarlo. De este modo, podrás abastecerte de los suministros necesarios antes de la cita y sabrás a qué atenerte antes de comprometerte.

Cómo cuidar las orejas perforadas

Por desgracia, tu piercing no se curará de la noche a la mañana. Llevará tiempo y paciencia dependiendo de dónde lo lleves. Según la Dra. Erin Gilbert, dermatóloga neoyorquina titulada y asesora de L’Oréal Paris, "los piercings de distintas zonas del cuerpo presentan problemas específicos de limpieza, por lo que su cuidado varía". Por ejemplo, mientras que el agua y el jabón o un desinfectante suelen ser buenos métodos para desinfectar los piercings del lóbulo de la oreja, la limpieza de los piercings más cercanos al conducto auditivo externo se beneficiaría más de un limpiador de cerumen.

Dicho esto, la AAD recomienda dejar siempre el piercing en la oreja durante al menos seis semanas para evitar que el agujero se cierre. Te contamos todo lo que necesitas saber sobre el cuidado posterior:

Cómo limpiar los piercings de las orejas

1. Lávate las manos

Asegúrate de empezar con las manos limpias y recién lavadas para evitar que las bacterias se acerquen a tus nuevos piercings, ya que unas manos sucias podrían provocar una infección.

2. Usa agua y jabón

Según la Dra. Gilbert, un jabón común (en concreto, un limpiador espumoso similar al jabón que pueda usarse en el cuerpo) y agua serán suficientes. Utiliza ambos con cuidado para lavar tu piercing al menos una vez al día.

3. Y alcohol para fricciones

Puede que te preguntes si es adecuado limpiar un piercing de oreja con alcohol, pero lo cierto es que es recomendable. Humedece un algodón en alcohol antes de limpiar cuidadosamente la piel que rodea el piercing 2 veces al día. Esto ayudará a mantener a raya los gérmenes y evitará la formación de costras. Si no tienes alcohol, la Dra. Gilbert dice que también puedes usar peróxido de hidrógeno para limpiar la zona.

4. Twist, Twist, Twist

Es importante retorcer los pendientes varias veces al día, por supuesto con las manos limpias. Esto ayudará a mantener los agujeros abiertos.

Cómo tratar un piercing de oreja infectado

Lamentamos ser portadores de malas noticias, pero es posible que tus piercings se infecten. Si ese es el caso, "ten en cuenta que cualquier piercing que atraviese el cartílago debe ser visto rápidamente, ya que el cartílago no tiene riego sanguíneo y puede dañarse", explica Gilbert, señalando que en estos casos es crucial retirar el piercing de la oreja, limpiar la zona y visitar a un médico lo antes posible. Estos son 3 signos comunes de infección a los que hay que prestar atención:

1. Rojeces

Según la AAD, los metales de algunas joyas pueden causar molestias en la piel y provocar una reacción alérgica. La AAD recomienda buscar un centro donde se utilicen pendientes sin níquel para evitar infecciones. Gilbert también recomienda seguir limpiando la zona sensible con agua oxigenada 2 veces al día y aplicar una pomada antibiótica triple o bacitracina. Si los síntomas persisten o empeoran, sugiere acudir al dermatólogo o al médico de cabecera para que te recete una pomada.

2. Pus

Si notas que sale un líquido amarillento o pus del piercing, es probable que tengas una infección. En tal caso, consulta a tu médico.

3. Granos

En la piel pueden formarse bultos, también conocidos como queloides. Un queloide es una cicatriz que se produce como resultado de un traumatismo o lesión en la piel. Según la AAD, estos granos son difíciles de eliminar por completo, pero la cirugía, los medicamentos y la congelación con una sustancia química especial pueden ayudar a reducir su tamaño. Como medida menos drástica, la aplicación de láminas o geles de silicona también puede ayudar.

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Edición: Sophie Dweck. Fotografía: Chaunte Vaughn