Encontrar la perfecta rutina de cuidado de la piel para tu rostro es una gran hazaña, pero no es la única rutina que debes buscar. Aunque entendemos por qué tu rostro es una prioridad, ya que todo el mundo lo ve, el cuidado corporal también es imprescindible. Al igual que debes utilizar limpiador facial, exfoliante y crema hidratante (y más) en la cara, también debes utilizar productos para el cuidado de la piel de debajo del cuello. Al fin y al cabo, no serás muy feliz con un rostro brillante y suave y unas manos secas y ásperas.
Si estás acostumbrado a lavarte de vez en cuando con un jabón de barra y aplicar una capa de loción de forma semirregular, ha llegado el momento de crear una rutina de cuidado de la piel del cuerpo. ¿No sabes cómo? Hemos dividido una rutina básica de cuidado corporal en cinco sencillos pasos, y aquí compartimos todo lo que necesitas saber.
PASO 1: LIMPIARSE
Si ya tienes una rutina constante de cuidado de la piel del rostro, probablemente puedas adivinar este primer paso. No importa de qué parte del cuerpo se trate, la mejor manera de empezar es desintoxicándose por completo. Para el cuerpo, esto significa utilizar un limpiador específico para el lavado corporal; no esperes que el gel de baño te sirva. Busca un gel de baño que no irrite ni reseque la piel. Enjabónate con la ayuda de una esponja vegetal, una bayeta o simplemente con las manos y enjuágate antes de continuar.
PASO 2: ELIMINAR LA PIEL ÁSPERA
Exfoliarse la cara con exfoliantes puede ser complicado. No hay que frotar demasiado la piel, por miedo a que se irrite, pero hay que hacerlo con la regularidad suficiente para que las células muertas no dejen la piel con un aspecto apagado. Por si fuera poco, la piel de cada persona soporta frecuencias de exfoliación diferentes. Pero ese es un tema para otro día. Por suerte, la piel del cuerpo se adapta mejor a la exfoliación. Como el cuerpo suele ser más resistente que la cara, no hay que tener tanto cuidado con frotar demasiado.
Dos o tres veces por semana exfolia tu cuerpo añadiendo un exfoliante de azúcar a tu rutina de ducha y masajeando suavemente la piel con el exfoliante. Asegúrate de centrarte en los codos, las rodillas y los talones, que son más propensos a tener zonas ásperas que necesitan una exfoliación extra.
PASO 3: AFEITARSE CORRECTAMENTE
Aunque lleves afeitándote más de media vida, no es totalmente infalible. De hecho, hay muchos errores que podrías estar cometiendo en esta parte de tu rutina de cuidado corporal. (Echa un vistazo a 8 errores de afeitado que podrías estar cometiendo y qué hacer en su lugar.) Para afeitarse correctamente, empieza por pasar un rato en la ducha. El agua ayudará a suavizar la piel y prepararla para la cuchilla. Cuando llegue el momento de usar la cuchilla, tómatelo con calma. Aplícate crema de afeitar en la piel y mueve con cuidado el rastrillo siguiendo la veta en lugar de ir en contra de ella.
PASO 4: HIDRÁTATE DE PIES A CABEZA
La limpieza, la exfoliación y el afeitado tienen algo en común: después hay que hidratar. Cuando la piel aún está húmeda tras la ducha, es el momento ideal para hidratarla. Aplícate una crema o loción hidratante por todo el cuerpo, desde el cuello hasta los dedos de los pies (¡hola, pies suaves!), deja que se absorba antes de ponerte la ropa.
PASO 5: FINGIR UNA PIEL BRONCEADA
Ninguna rutina de cuidado de la piel debe incluir tomar el sol, pero eso no significa que no puedas broncearte. Si quieres que tu cuerpo esté bronceado, recurre a un autobronceador. Prueba L’Oréal Paris Sublime Bronze Self-Tanning Water Mousse, que es un autobronceador transparente que ayudará a dar a tu piel un magnífico brillo con el tiempo. Aplícalo uniformemente tres veces a la semana, con moderación en las articulaciones, para conseguir un bronceado uniforme y sin estrías.
Tu rutina de cuidado de la piel no es lo único que puede trasladarse a tu cuerpo. El maquillaje corporal también está de moda. Si eres fan del contouring con maquillaje facial, querrás aprender Cómo contornear el cuerpo también.